Ni corto ni perezoso, el defensa croata lo organizó todo para que su sueño se hiciera realidad y consiguió que ambos tuvieran acceso libre al estadio. Allí, en medio del campo, la pareja retozó y retozó dando rienda suelta a sus deseos más íntimos. Nadie les vio o, al menos, si alguien lo hizo no lo contó.
Fue la propia Nives, indiscreta ella, quien relató en una entrevista de televisión cómo habían podido cumplir su imaginativo capricho antes de la celebración del partido entre Croacia e Inglaterra clasificatorio para la Eurocopa.
La noticia, que causó un gran revuelo, ha indignado a los dirigentes del Dinamo de Zagreb, que han puesto en venta a su jugador. De hecho, esta fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los ejecutivos del club croata, que ya habían pensado en desprenderse del jugador por su adicción al juego.